4 CLAVES PARA CONTROLAR TUS EMOCIONES

4 CLAVES PARA CONTROLAR TUS EMOCIONES

4 CLAVES PARA CONTROLAR TUS EMOCIONES

 

¿QUÉ SON LAS EMOCIONES?

 

 

 

Las emociones son procesos que se activan cada vez que detectamos algún cambio significativo para nosotros, ya sea externo (interacciones sociales, percepción de peligros, etc.) o interno (pensamientos, evaluación de nuestra aptitud ante determinadas situaciones, etc.).

 

La función que las emociones tienen para nosotros desde un punto de vista evolutivo es adaptativa, es decir, dan prioridad a la información relevante a nuestra supervivencia, por lo que tienen bastante que ver con que, a estas alturas, aún sigamos aquí desde que vivíamos en las cavernas.

 

Las emociones son anteriores al pensamiento lógico, por lo que no es de extrañar que en un origen fuesen las que impulsaran nuestras acciones (de hecho aún lo son en gran medida).

 

No obstante, aunque estas respuestas podían ser perfectamente efectivas en la prehistoria, hoy, en la edad moderna, pueden llevarnos a decisiones y situaciones poco acertadas. Lo cual no es de extrañar si tenemos en cuenta que nuestra civilización ha avanzado mucho más deprisa que la evolución desde un punto de vista biológico.

4 claves que te ayudarán a mejorar tu inteligencia emocional:

 

  • RECONOCER LA EMOCIÓN:

 

Definir lo que estás sintiendo ante una determinada situación te ayudará a separarte de tu estado, convirtiéndote así en un observador de la emoción (en lugar de ser secuestrado por ella).

Cuanta más habilidad adquieras a la hora de identificar y nombrar tus sentimientos, más distinciones y matices podrás hacer y, por ende, mayores serán tus posibilidades de acción.

No es lo mismo decir “hoy me he levantado triste/deprimido” (lo cual prácticamente te sentenciará el día) que  “me siento desesperanzado/desmotivado ante la idea de ir a trabajar”. En este caso hemos identificado cómo nos sentimos y qué nos hace sentirnos así, lo que nos aporta más libertad de acción para buscar soluciones.

 

 

 ACEPTAR LA EMOCIÓN Y COMPRENDER SU INTENCIÓN POSITIVA

 

Las emociones aparecen como respuesta ante determinadas situaciones sin que podamos hacer nada por elegirlas. Dado que no podemos tener responsabilidad en esto, es altamente recomendable que, una vez identificada, aprendamos a aceptarla sin juicios comprendiendo su intención positiva.

Por ejemplo, si hablar en público te da miedo, no es nada efectivo sentirte mal por ello o pensar que no sirves para eso. Tú no eliges tener miedo, ni eres peor persona por ello. Simplemente, tu mente intenta protegerte de lo que considera una amenaza para ti (intención positiva).

Ya aceptada, si es responsabilidad nuestra preguntarnos qué vamos a hacer con la emoción y qué acción vamos a llevar a cabo. (Por ejemplo, enfrentarnos a ese miedo).

 

  • CAMBIAR LA POSTURA DE TU CUERPO

 

Existe una conexión directa entre nuestros estados emocionales y nuestra postura, gestos, respiración, ritmo cardíaco, etc.

Cuando experimentamos una emoción, se producen una serie de cambios fisiológicos. Así, cuando nos enfadamos, tensamos los músculos faciales, y, el pulso se acelera. Cuando nos sentimos tristes, nuestro cuerpo se encoge, bajamos la cabeza y nuestros ojos miran hacia abajo. O, cuando estamos contentos o nos sentimos confiados, nuestra cabeza está alta y nuestra postura erguida.

La conexión es tal que podemos cambiar estados cambiando nuestra fisionomía, y si no, intenta sentirte triste mientras levantas la cabeza, sonríes y adoptas una postura erguida. Verás que es bastante complicado.

Si quieres cambiar un estado, empieza por cambiar tu postura.

 

–              SER EMPÁTICO

 

 

La próxima vez que te veas envuelto en una situación desagradable con alguien, antes de dejarte llevar por la ira o la tristeza, intenta ponerte en los zapatos de esa persona y pensar qué fue lo que le motivó a adoptar tal comportamiento.

Todo comportamiento tiene una intención positiva para quién lo realiza, y cada cual selecciona la que considera “su mejor opción” en cada momento, aunque el resultado pueda no agradarnos. Es útil preguntarnos cosas como:

– ¿Qué habrá sentido/pensado para responder así?               

– ¿Está respondiendo a algo que yo le hice/dije previamente?

-¿Está respondiendo a una situación concreta?

-¿Crees respondería de la misma forma en otra situación?

-¿Qué efecto positivo está buscando para sí mismo/a al actuar de esa forma?

(Entendiendo responder como cualquier tipo de acción, no solo verbal)

 

Esto no quiere decir que estés de acuerdo con esa persona o que la apoyes, pero el hecho de entenderla te ayudará a controlar tus emociones y, en consecuencia, tus acciones.

 

 

 

Hasta aquí el artículo de hoy.

 

¡Nos vemos en el próximo! 😉

 

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